El mensaje nutricional más importante en la prevención del cáncer es «coma la cantidad de alimento adecuada para no engordar». A ello puede contribuir un consumo equilibrado de alimentos: consumir muchos de origen vegetal, ricos en fibra alimentaria, y evitar los muy energéticos, los que contienen muchas calorías en una porción pequeña, que suelen tener muchas grasas animales y azúcares (la denominada comida rápida, la muy transformada o muchos aperitivos salados), y las bebidas azucaradas. Hay indicios crecientes de que un mayor consumo de ácidos grasos polinsaturados ω-3 (abundantes, por ejemplo, en el pescado azul) y evitar las bebidas azucaradas pueden influir positivamente en el riesgo de cáncer, si bien todavía no puede hacerse una recomendación firme con base en ello.

Se recomienda consumir muchos alimentos de origen vegetal (frutas y verduras, legumbres y cereales integrales ricos en diversos nutrientes y en fibras alimentarias) para que disminuya la probabilidad de cáncer del aparato digestivo. Se recomienda comer poca carne roja, en particular carne transformada, para prevenir el cáncer colorrectal, y ser parco en el consumo de sal y alimentos salados o con sal añadida, para prevenir el de estómago. El consumo de alcohol es también la causa de varios cánceres.