El enlatado, el secado o el congelado permiten conservar nutrientes importantes de los alimentos frescos que se perderían, en función del tiempo transcurrido desde que se cosechan y de cómo se almacenan y cocinan, por lo que los alimentos de origen vegetal así conservados son buenas alternativas a los alimentos frescos. No obstante, en el caso de los alimentos enlatados es importante elegir los que indiquen en la etiqueta «en agua» o «sin sal añadida», pues muchos alimentos enlatados industriales llevan mucha sal.