El tabaquismo contribuye de modo fundamental a las desigualdades sanitarias en casi todos los países de renta alta. A escala mundial, es más común en los grupos desfavorecidos, de nivel educativo, profesional o económico bajo, desempleados y madres o padres solteros. También otros grupos de población pueden verse especialmente afectados, como las personas sin hogar, las que padecen problemas psíquicos y los presos. En algunos países, las minorías étnicas presentan mayores índices de tabaquismo.
Hay que hacer un esfuerzo especial para que las intervenciones de lucha contra el tabaco lleguen a las poblaciones vulnerables con alto consumo de tabaco.