No. Para la media de la población europea, la pequeña proporción de cánceres que podría atribuirse a la radiación, quizá entre el 1 y el 2 %, se debe a las mayores fuentes de exposición de la población, que son los exámenes médicos y la radiación natural de fondo, el radón principalmente.
Algunas fuentes artificiales de radiación, como la producción de energía nuclear o el transporte y almacenamiento de residuos nucleares, o bien los accidentes con material radiactivo, se perciben como amenazas y suscitan gran atracción pública. En la inmensa mayoría de los casos, con un buen control reglamentario de la radiación y el material radiactivo, un buen razonamiento clínico en cuestiones médicas y prestando atención al radón en interiores se pueden mantener en niveles muy bajos la exposición a la radiación y el riesgo de cáncer que se le asocia. El uso industrial de la radiación y la radiactividad está regido por una normativa estricta. En condiciones normales de funcionamiento, la exposición de las personas a la radiación procedente de estas fuentes es muy pequeña. Las instalaciones nucleares que contienen material radiactivo tienen que tener disposiciones de seguridad y planes de respuesta a emergencias que contemplen la información y protección de las personas que viven en sus cercanías.
Figura 4. Fuentes de radiación
Fuente: ec.europa.eu/research/energy/euratom/index_en.cfm?pg=fission§ion=protection (con autorización), consultada el 10 de marzo de 2014.