Lo mejor que puede hacer es mantenerse informado consultando fuentes fiables, como las de las autoridades sanitarias locales.
En algunas circunstancias, la cercanía de instalaciones industriales (incineradoras, vertederos de residuos o instalaciones de transformación, por ejemplo) puede hacer que aumente la exposición a diversas sustancias, a veces por encima de los límites aceptables. También suele generarse preocupación cuando los medios de comunicación informan de que se han encontrado sustancias posiblemente tóxicas en el agua, los alimentos, el suelo o el aire, o los denominados «brotes de cáncer» (incidencia elevada puntual de casos de cáncer). No obstante, en los últimos años se han dado en la UE muy pocas situaciones en las cuales la exposición a productos químicos tóxicos haya guardado correlación con una mayor incidencia de cáncer. Pese a ello, no hay que escatimar esfuerzos para controlar y 63 minimizar la exposición del conjunto de la población a la contaminación procedente de instalaciones industriales.
La contaminación atmosférica también puede ser elevada en zonas de tráfico intenso. Para reducirla, se necesita la acción combinada de la sociedad y los gobiernos. Estos tienen que decidir, establecer y controlar la normativa, y ofrecer alternativas a los desplazamientos en vehículos particulares, mientras que cada uno puede contribuir a que haya menos tráfico recurriendo a los transportes públicos, al uso compartido de los vehículos o a la bicicleta.