Lo que se considera una «dosis no peligrosa» es un concepto complicado que depende de varios factores, además de las pruebas científicas de toxicidad: por ejemplo, económicos (el coste de eliminar o reducir la exposición), de salud pública (la carga total de la enfermedad en un colectivo) y sociopolíticos (lo que la población y los políticos consideran aceptable).
En líneas generales no existe una «dosis no peligrosa» de carcinógenos, y se recomienda una política basada en evitar al 100 % el riesgo de determinados carcinógenos profesionales como el amianto; sin embargo, esto no es posible en el caso de muchas sustancias presentes en el entorno, como algunos contaminantes atmosféricos. La UE prohíbe, por ejemplo, toda utilización del amianto como medio de eliminar la exposición. En cambio, otras exposiciones son tan bajas que la sociedad las considera actualmente aceptables: por ejemplo, con el objetivo de proteger la salud humana, la UE ha establecido dos valores límite de partículas (PM10) que forman parte de la contaminación atmosférica, el valor medio diario de PM10 y el valor medio anual de PM10 (Directiva 2008/50/CE, relativa a la calidad del aire ambiente).