La lactancia materna tiene varias ventajas para el bebé. La leche materna contiene todos los nutrientes, vitaminas y minerales que el bebé necesita en sus primeros seis meses de vida. La leche materna contribuye a protegerlo frente a las enfermedades comunes de la infancia, tales como las infecciones de vías respiratorias bajas, otitis, diarrea y asma, entre otras, lo que reduce la necesidad de ingresos hospitalarios o de tratamiento de enfermedades alérgicas e infecciosas. La leche materna también disminuye el riesgo de padecer ulteriormente afecciones crónicas como la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la obesidad y la diabetes de tipo 2, y contribuye al desarrollo cognitivo del niño. Frente a los niños alimentados con biberón, los que toman el pecho van aumentando de peso de manera más cercana a la indicada por las normas de la OMS, y presentan menos riesgo de engordar excesivamente durante el crecimiento posterior, cosas que conducen a un menor riesgo de sobrepeso en la vida adulta.