Las mujeres que dan el pecho a sus hijos durante un tiempo prolongado corren menos riesgo de tener cáncer de mama ulteriormente que las que no lo hacen.
Cuanto más prolonga la lactancia una mujer, más protegida está contra el cáncer de mama. El riesgo se reduce aproximadamente en un 4 % por cada doce meses acumulados de lactancia (es decir, los obtenidos sumando los períodos en que la mujer amamantó a cada bebé), además de la reducción del riesgo de cáncer de mama inherente a haber tenido un hijo. Además, hay que subrayar que la leche materna es el mejor alimento para los bebés, y les aporta muchas ventajas para la salud.