Para la mayoría de nosotros, quizá lo más importante sea estar menos tiempo sentado: reducir el tiempo que pasamos viendo la tele o delante del ordenador. El simple hecho de estar de pie o caminar, en vez de estar sentados, ya puede ser beneficioso. Por ejemplo, si va al trabajo en transporte público, bájese un par de paradas antes y recorra a pie el resto del camino. Si va en coche, estaciónelo a propósito algo más lejos de la oficina, para tener que caminar un rato. Siempre que pueda, suba por la escalera en vez de tomar el ascensor o las escaleras mecánicas. Hable por teléfono de pie, en vez de sentado. Reducir el tiempo que pasa sentado hará aumentar el gasto energético, lo que a la larga contribuye a que no engorde. Indirectamente, esto hace que disminuya el riesgo de cáncer.
Hay diversos modos de incorporar una actividad física entre moderada e intensa en la vida cotidiana. Empiece por ver qué actividades le gusta realizar. Muchas son posibles: caminar, bailar o ir en bicicleta. Piense en alguna nueva, como correr o nadar, y practíquela con algún amigo o con su pareja, porque eso contribuye a mantener la motivación.
Decida qué actividad le conviene y conviértala en un hábito.