El cribado requiere un esfuerzo especial para asegurar la calidad de los servicios, porque solo algunas de las personas participantes presentarán la enfermedad o afecciones tempranas que puedan llevar a ella. Muchas de estas personas se beneficiarán del cribado, pues un tratamiento que se inicia antes de la aparición de los síntomas puede ser más efectivo y tener menos efectos secundarios. No obstante, también se detectarán algunos cánceres que aún no pueden curarse, ni siquiera con tratamiento, y también habrá casos de detección y tratamiento que no se habrían encontrado sin el cribado (sobrediagnóstico). Por otra parte, incluso las pruebas recomendadas para el cribado, que son seguras, no están completamente exentas de todo riesgo. Por ejemplo, casi siempre que las pruebas dan resultados anormales es preciso hacer otras pruebas para confirmar la presencia real de un cáncer o una afección precancerosa. Estas pruebas adicionales pueden causar preocupación; en algunos casos es preciso proceder a una biopsia, que entraña los riesgos de una técnica quirúrgica.

Los cánceres en fases tempranas que se detectan por cribado pueden resultarles más difíciles de tratar a los médicos que tienen experiencia con cánceres más avanzados; pueden ser necesarios un adiestramiento y unas competencias especiales. Si bien el riesgo medio de que se produzcan perjuicios al participar en un programa de cribado es reducido a escala individual, el conjunto de los riesgos y el coste para la sociedad son elevados, dado el gran número de participantes.

Para conseguir las mejores ventajas del cribado con el mínimo perjuicio para todos, los servicios que se ofrecen han de ser de la mejor calidad posible. Los principios rectores y protocolos detallados, normas y recomendaciones de las directrices europeas sobre el aseguramiento de la calidad en el cribado del cáncer publicadas por la Comisión Europea contribuyen a que los programas alcancen dicha calidad. Los programas de cribado organizados ofrecen las mejores condiciones para que se respeten las directrices europeas sobre el aseguramiento de la calidad. Un aseguramiento de la calidad efectivo garantiza que se mantenga un equilibrio aceptable entre el riesgo y las ventajas reales del cribado del cáncer.