Detectar un cáncer en fase temprana no siempre reduce el riesgo que corre una mujer de morir por cáncer de mama. Aunque por mamografía pueden detectarse tumores malignos impalpables, tratar un tumor pequeño no siempre quiere decir que la mujer afectada no morirá de cáncer. Un cáncer agresivo o de crecimiento rápido ha podido ya diseminarse por el organismo antes de ser detectado. El cribado quizá no permita prolongar la vida de las mujeres que presentan tales tumores, pero sí que les hará vivir más tiempo sabiendo que quizá tengan una enfermedad mortal. El cribado por mamografía tampoco permite prolongar la vida de una mujer que padezca otras enfermedades más graves.

Los rayos X son potencialmente cancerígenos. En la mamografía se emplean dosis bajas de radiación, de modo que también es bajo el riesgo de daño procedente de esta exposición a la radiación. Las ventajas del cribado por mamografía en los programas organizados compensan con creces el posible daño debido a esta exposición a la radiación.

Hablamos de «resultado positivo falso» cuando los radiólogos encuentran alguna anomalía mamográfica sin que haya cáncer. Siempre que una mamografía sea anormal deben hacerse otras pruebas (mamografía de diagnóstico, ecografía mamaria o biopsia) para ver si se trata de un cáncer. En mamografía, los resultados positivos falsos pueden causar inquietud y angustia, que suelen ser pasajeras. También las pruebas complementarias para descartar el cáncer pueden llevar mucho tiempo y causar molestias físicas. Existen normas europeas de calidad diseñadas para minimizar los tiempos de espera y reducir el desasosiego que producen.

En un lapso de veinte años, una de cada cinco mujeres que participan con regularidad en el cribado tendrá un resultado positivo falso que podrá aclararse sin recurrir a técnicas cruentas. En ese mismo lapso, una de cada diez mujeres necesitará someterse a una técnica cruenta (biopsia de tejido mamario), sin operación, y una de cada cien necesitará una intervención quirúrgica para verificar el resultado de la mamografía.

Otro riesgo es el de encontrar por cribado un cáncer de mama que ni usted ni el médico hubieran encontrado de no haber sido por el cribado; es lo que se llama «sobrediagnóstico». Por desgracia, no puede saberse cuáles de los cánceres detectados por cribado constituyen un sobrediagnóstico. Se considera que lo son entre cinco y diez de cada cien cánceres detectados por cribado. El riesgo es menor entre las mujeres jóvenes y mayor entre las de más edad.