En realidad, no. La alimentación saludable que contribuye a protegernos contra el cáncer es similar a la que se recomienda para ayudarnos a reducir el riesgo de otras enfermedades crónicas, como la diabetes o las cardiopatías. La única diferencia específica es que para reducir el riesgo de cáncer colorrectal se recomienda evitar la carne transformada y limitar el consumo de carne roja. Algunos estudios también han relacionado estos factores con las cardiopatías, pero sus datos probatorios no son tan concluyentes como en el caso del cáncer colorrectal. Así pues, la alimentación que se recomienda no solo es buena para reducir el riesgo de cáncer, sino también el de otras enfermedades. No está demostrado que haya alimentos concretos (los a veces engañosamente llamados «superalimentos») que por sí solos contribuyan a reducir el riesgo de cáncer u otras enfermedades crónicas.