El tabaco y el humo del tabaco contienen muchas sustancias de las que se sabe que son carcinógenas para los animales de laboratorio y las personas. Algunos carcinógenos son parte natural de la planta del tabaco propiamente dicha, y otros se generan en la combustión del tabaco, o durante su transformación, curado, maduración o almacenamiento; entre ellos se pueden citar el benceno, el formaldehído y las nitrosaminas específicas del tabaco. El número y la cantidad de carcinógenos puede variar entre los productos del tabaco y de un país a otro. Determinados tipos de tabaco sin humo pueden elaborarse con una menor concentración de nitrosaminas específicas del tabaco, que son uno de los principales carcinógenos contenidos en los productos del tabaco. El consumo prolongado de tabaco y, con él, la persistente exposición a sustancias cancerígenas, pueden producir cáncer.

Algunos de los productos químicos presentes en el tabaco y en el humo de tabaco han sido clasificados como carcinógenos humanos por la Agencia Internacional de Investigación, de la OMS (cuadro 2). La figura 3 muestra algunas de las muchas sustancias presentes en el humo de tabaco que provocan cáncer en las personas y en los animales de laboratorio.

Figura 3. Algunas sustancias cancerígenas del humo de tabaco

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Fuente: IARC