Por ahora se desconoce su toxicidad a largo plazo. Como no conllevan combustión de tabaco ni inhalación de su humo, cabe esperar que el uso de cigarrillos electrónicos presente menos riesgo de enfermedad y mortalidad que el hábito de fumar. Una reglamentación apropiada minimizará los riesgos derivados del uso de cigarrillos electrónicos.

Los cigarrillos electrónicos pueden reducir la enorme carga de enfermedad y muerte del tabaquismo si la mayoría de los fumadores se pasan a ellos y si se abordan adecuadamente las cuestiones de salud pública.

Entre dichas cuestiones figuran las siguientes: los sabores pueden resultar atractivos para los niños y promover el consumo entre jóvenes no fumadores; el etiquetado no refleja el contenido; se comercializan de forma inadecuada; pueden debilitar los esfuerzos de lucha contra el tabaco, si se permite su uso en donde está prohibido fumar; pueden animar a los fumadores a usarlos en vez de dejar de fumar y, en última instancia, podría volver a
banalizarse el consumo de tabaco en países que han hecho ya, y con éxito, muchos esfuerzos por luchar contra el tabaco.

Hay que seguir investigando para estudiar estas cuestiones.

Update: IARC endorses the World Health Organisation (WHO) statement based on the current scientific evidence: 

WHO: E-cigarettes: how risky are they? 

The link to the WHO statement posted on 29/01/2020 by the IARC provides recent information related to this Question and Answer of the European Code against Cancer posted on 14/10/2014. The European Code against Cancer Working Group on Tobacco developed this Question and Answer but had no involvement in the development of the WHO statement.