Al igual que los anticonceptivos orales, los antiestrógenos como el tamoxifeno también tienen propiedades tanto cancerígenas como preventivas del cáncer. Hay pruebas concordantes de que el tamoxifeno incrementa el riesgo de cáncer de endometrio cuando se administra como tratamiento auxiliar del cáncer de mama declarado o como tratamiento preventivo en mujeres con riesgo elevado de cáncer de mama.

Entre los antineoplásicos hay medicamentos que pueden inducir un segundo cáncer primario en pacientes curados del inicial. Con eso y con todo, la proporción de pacientes que se benefician de los antineoplásicos es tan elevada frente a la de quienes presentan un segundo cáncer primario, que se aconseja el uso de estos fármacos.

También los inmunodepresores pueden inducir cáncer. Habitualmente se recurre a estos fármacos en situaciones de gravedad, como trasplantes de órganos, enfermedades sanguíneas o afecciones inmunitarias, y sus ventajas suelen compensar sus efectos carcinógenos. No obstante, es más problemático tomar la decisión de prescribir y utilizar fármacos de carcinogenicidad demostrada, o probable, cuando no se trata de enfermedades potencialmente mortales; hay que basarse en una cuidadosa evaluación de sus ventajas y sus riesgos.